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29/09/2010 / Barcelona

Maravillosa noche “Del amor” en un Auditori feliz y completo tras la belleza ofrecida por Gelman, Mederos y Banegas

El Gran Rex de Buenos Aires se lo ha perdido. La primicia mundial y la noche inolvidable ha correspondido a Barcelona ya para siempre. El concierto – recital “Del amor”, con los poemas de Juan Gelman leídos por boca de su autor, musicados por el bandoneonista Rodolfo Mederos y su Trío y arropados bajo la dirección escénica de la gran dama del teatro argentino Cristina Banegas cosecharon un fantástico éxito en L’Auditori de Barcelona en su estreno mundial. Una sola actuación en la Sala Oriol Martorell, colocado el cartel de ‘no hay entradas’, para casi 75 minutos de la mejor poesía, insuperable música porteña y deliciosa sensibilidad refrendada por el público con una ovación final puesto en pie, reclamando los bises que llegaron. El concierto organizado y pensado por Casa Amèrica Catalunya para celebrar su inminente centenario, pletórico. Nuestra Fundación contó con la colaboración de la Diputació de Barcelona, Fundación Santillana, TV-3 - Televisió de Catalunya y El Periódico de Catalunya. 

Lo mejor de la cultura argentina se juntó en la capital catalana gracias al empeño, como agradeció Juan Gelman al término de la actuación, de Antoni Travería, quien catapultó la iniciativa tres años atrás y no cejó hasta conseguirlo. Obtuvo el director general de Casa Amèrica Catalunya justo premio a la perseverancia. Empecemos por el final, cuando Cristina Banegas, directora escénica del recital por su amistad con Juan, lloraba emocionada arriba de la platea, discreta en segundo término, abrazada a sus colaboradores.  Podía Cristina soltar ya las tensiones de las horas previas. Apenas dos ensayos generales. Juan, en México. Rodolfo, en gira continua. La propia Cristina, siempre hiperactiva, con su Medea en Buenos Aires y mil compromisos teatrales o televisivos. Y Del Amor en la lejana Barcelona rondando cual espada de Damocles. Al final, ganan los buenos. El talento, la amistad, la química, los duendes de las bambalinas, la calidad, el buen encanto o llámenle como quieran. Desde el primer momento, aquello resultó especial. Y al final, el abrazo profundo en que se fundieron Juan y Rodolfo ante los ojos de los asistentes sobre el escenario conmovió. Sonaba a victoria personal, a goce íntimo y compartido. Irrepetible. Por fin lo lograron. Como la manera de tocar en las piezas finales de Mederos, con una comunicación no verbal digna de juvenil enamorado del bandoneón, forjado por algún luthier seguidor de aquel “bandoneón arrabalero, viejo fueye desinflado, te encontré como a un pebete que la madre abandonó…” cantado por el eterno Gardel. Pura euforia. Ni uno tenía 80, ni el otro 70. Allá arriba, el tiempo quedó vencido por la amistad y la calidad de tanto, tanto arte.  Armando de la Vega, a la guitarra; Sergio Rivas, en el contrabajo; Mederos, el virtuoso porteño del fuelle; Banegas, en la dirección; esa voz sobria, grave, suya y punto de Gelman ante la mesa dispuesta y los folios de poesía propia para ser leída; las cámaras de TV3 registrándolo todo para la posteridad y la posterior emisión de este pequeño prodigio único; el público, silente, concentrado. Todo, a punto. Ahora, el programa para aquellos que deseen repasarlo. La primera parte. Música compuesta por Mederos para la ocasión, ex profeso: “Cada vez que paso” (Tango), “Milonga para la oración”, “Ofelia” (Vals), “Hace hambre, hace frío” (Tango). “La pajarera de Pentecostés” (Milonga). Poemas de amor de Juan Gelman en la primera mitad del concierto – recital ‘Del amor’ (enunciamos el título y la primera frase de cada poema) :  “Cada vez que paso – Cada vez que paso por la Rue des Arts”, “Oración – Habítame, penétrame”, “Ofelia – Esta Ofelia no es la prisionera de su propia voluntad”, “Sentimientos – Como un grito finito, como un pedazo escaso”, “Hechos – Amor, tu cara negra”, “Otras preguntas - ¿A quien debería encontrar yo…”, “Casos – La pajarera de Pentecostés”, “Amparos – El aire, la roca, el péndulo”, “Escenas de la guerra – Convierten al mundo en hospital”. En el intervalo, tiempo para la música o descanso para la voz de Gelman, y protagonismo absoluto de Mederos Trío, el repleto Auditori gozó con la recreación de: El choclo. Tango. (Angel Villoldo).Palomita Blanca. Vals (Anselmo Aleta).Sur. Tango. (Aníbal Troilo).Canaro en París. Tango. (Scarpino / Calderella). Vayamos con el repertorio de la segunda parte. Sones de Mederos: “Mujeres” (Vals), “Gotán” (Tango), “Carta” (Melodía), “Sucede que” (Tango), “Cerezas” (Melodía) y “Mi única palabra” (Milonga surera). Creaciones de Gelman: “ Fábricas – Y construí tu rostro, con adivinaciones del amor, construía tu rostro”, “Mujeres – Decir que esa mujer era dos mujeres es decir poquito”, “Gotán – Esa mujer se parecía a la palabra nunca”, “Carta – Te escribo en una hojita de papel”, “La Dueña – Ella estalla como el verano”, “La lejanía – Este aroma de vos / ¿sube? / ¿baja?”, “No ser sabe – Ese cantar casi río que cunde cuando”, “Comentario XVIII (Gardel y Le Pera) – Sucede que / de día / de noche soy el castigado por tu ausencia”, “Comentario XI (hadewijch) – Este deseo de soledad con vos / amor”, “Certezas – A ver cómo es. Estaba quieta la inquietud por una vez”, “Cerezas – Esa mujer que ahora mismito se parece a Santa Teresa”, “Pasa – No sé por qué te amo. Sé que por eso te amo”, “XIII – Eres mi única palabra no sé tu nombre”.  Y los bises. Al poco, Mederos y Gelman echando el cigarrito, por fin, afuera mientras charlaban plácidamente con los asistentes al acto, encantados de haber asistido. Entre ellos, el viejo amigo Paco Ibáñez. También, como la llama Juan, La Señora, que estuvo allá desde el primer instante. La Señora es también conocida por la inspiración, la musa.