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13/10/2010 / Barcelona

Martín Caparrós: “El ecologismo es una forma progre de ser conservador, un lujo de sociedades avanzadas” (1)

El periodista y escritor argentino Martín Caparrós acudió a Casa Amèrica Catalunya para protagonizar un encuentro con la prensa a propósito de la publicación en España de su último libro, Contra el cambio, con el subtítulo, un hiperviaje al Apocalipsis climático, de Editorial Anagrama. El editor Jorge Herralde hizo las veces de presentador del acto para introducir una fenomenal crónica de viajes, escrita por uno de los mejores periodistas y cronistas sobre el tema central de las sociedades avanzadas occidentales, constante en las agendas políticas de cualquier continente.

Caparrós no merece la etiqueta de polémico que le quieren colgar. El suyo es un periodismo clásico, como debe ser, de calle, observación y testimonio directo, en primera persona, al modo del polaco Kapuscinski, por citar el clásico ejemplo que, por asociación de ideas y oficio, surge enseguida. En su introducción, Herralde diseñó un perfil de Martín en estos términos: “Caparrós es similar al fallecido Monsiváis, el mayor narrador en lengua española. A veces temerario en su vida y en su obra, de mirada temeraria, pertinentemente impertinente. Existe cierta beatería en torno al cambio climático y él sabe describir lo que ve con sentido del humor. Contra el cambio resulta una obra maestra del periodismo de nuestro tiempo”.  Situados los términos en pocas palabras, se retiró Herralde para dar paso a Caparrós, tan preciso en lo oral como con el ordenador, Para empezar, el periodista explica de dónde surgió la idea del libro: “Nació a finales del 2008, de un encargo de informe del Fondo de Población de la ONU. Cumplo cinco años trabajando para ellos y quisieron realizar un estudio sobre el cambio climático. Personalmente, siempre he mantenido cierta distancia ante los postulados ecologistas y aproveché el encargo para actualizar mi información. Cuanto más pensaba en ello, más claro veía que responder a la pregunta del cambio climático se ha convertido en una cuestión central de un mundo en el que suceden cosas muy graves cada día. Que mueren a diario miles de personas de pura hambre, por citar un simple ejemplo. Eran sospechas a las que dediqué el pasado año a responder”. Y para ello Caparrós se dedicó a viajar. Se desplazó a Estados Unidos, Australia, Níger, Marruecos, las Islas Marshall, Mongolia, las Filipinas, Hawai…. Allí halló pequeñas y grandes historias, a ínfimo nivel humano y a tamaño macroestructural. Por ejemplo, y echándole ese sentido del humor no exento de vitriolo tan propio en Martín,  “en octubre del 2009, Roma vivió la cumbre de la ‘inseguridad alimenticia’, como ahora se llama a la hambre por cambiarle el nombre en eufemismo. Asistieron el Papa, ya que vive cerca, y mandatarios que tanto han hecho por la cuestión como Ahmadineyad, Gaddafi o Mugabe, auténticos expertos como saben. Al cabo de pocas semanas, Copenhague albergó la cumbre climática. Allí sí estaban todos, no faltó ni uno. Todos para la foto, tenían que estar ahí. Para el libro, mi trabajo consistió en entrecruzar las líneas. Busqué vidas de personas bajo esa amenaza etérea y hallé miseria, cuya única preocupación era qué comer mañana o esa misma noche. En el libro, trato de reflexionar al respecto”.“La base de mi tesis –prosigue Martín Caparrós – sigue dos líneas centrales de explicación. Por una parte, el triunfo de la línea ambientalista. Se trata de una fácil dicotomía: Hay momentos históricos en el que las sociedades ven su futuro con esperanza y otros, en los que lo ven como amenaza. En el siglo XX se derrumbó la idea del socialismo al ver la práctica de su producto. Por haber estudiado historia, creo que habrá un sucedáneo de esperanza en el futuro. Ahora mismo, no. Ahora lo vemos negro. El auge del ecologismo es romanticismo, idea de fracaso, el regreso a la tierra, al nacionalismo, a las monarquías. Este periodo histórico se parece a aquel y hay que pensar en el ecologismo por temor a lo que pueda pasar, por conservar lo que existe, por aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor… Con ello no digo que debamos llenar de petróleo a los pingüinos, desde luego. El ecologismo es una forma progre de ser conservador, es un lujo de sociedades avanzadas de corte conservador”. Y Caparrós prosigue ya lanzado en su razonamiento: “El que tala en el Amazonas lo hace para comer, para sobrevivir. ‘Recuperemos el bosque virgen de Manhattan’, me gusta más como eslogan. A muchos poderosos les resulta fácil limpiar su imagen gracias a la ecología. Al género humano siempre le gustaron los Apocalipsis. Ahora, los tenemos hechos a mano, ya no dependen de los dioses y su cólera. Desde el 45, dependen de nosotros. Primero, la bomba atómica; ahora, el cambio climático. Al planeta Tierra le da exactamente lo mismo si existen hombres o no. Recuerden que en los 70, el Club de Roma anunció que el petróleo se acabaría en el 2000 y vendió 30 millones de ejemplares de su libro. Eso es lo mejor que les pasó….”. No le faltan más datos aún al periodista Caparrós y los encontrarán transcritos en la segunda parte de este encuentro con la prensa en Casa Amèrica Catalunya en otro apartado de nuestra web.