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17/12/2010 / Barcelona

Marzo (7): El escritor argentino Martín Kohan exhibe su brillantez al presentarnos “Cuentas pendientes”

Cinco días después de la estelar aparición del argentino Rodolfo Fogwill, otro compatriota de fama aunque de distinta generación, el novelista y ensayista Martín Kohan presentó en Casa Amèrica Catalunya su última creación, “Cuentas pendientes”. Kohan, que antes de cumplir los 40,ya figuraba consagrado entre la élite literaria suramericana y había traspasado fronteras, desgrana en esta novela la historia de un perdedor a través de un narrador que no siente la menor compasión por él. En el desayuno literario que organizamos a su alrededor, Kohan habló con la precisión de un cirujano. O mejor, del ensayista que es sobre su último trabajo.

Su editor en Anagrama, Jorge Herralde, le presentó como “una máquina con sólido prestigio que, a pesar de su extrema juventud, ha producido ya tres libros de ensayo, dos de cuentos y seis novelas. Cuando publicó con nosotros sus Ciencias morales ya era un autor consagrado. El diario bonaerense Clarín dice de él que “es imposible no leer a Martín Kohan”. Para mí, Cuentas pendientes es una novela muy singular y excelente, en la que destacan las ráfagas de humor negro en un repaso terrible a la reciente historia de Argentina”. El finísimo olfato de Herralde y esa mención al humor en Cuentas pendientes sirvió en bandeja de plata la primera reflexión a Martín Kohan: “Hay temas que sólo pueden decirse o iluminarse desde la risa, aunque yo haya ido con muchísimo cuidado al plantearlas. Lo miserable, lo penoso en la figura del octogenario protagonista no se convierte en más ligero gracias al humor. El trato dado sólo podía ser negro, sin poder caer en el cinismo ni en la frivolidad. Esa era la única mirada nueva posible sobre ciertos materiales de nuestra historia. He ofrecido distintas modulaciones sobre cuestiones ya vertidas en Ciencias morales. He tratado de evitar la referencia directa, no quise incorporar la política tal y como es en la literatura. Liberé lo informativo, lo testimonial. Otra vez, trato sobre una búsqueda y lo hago de manera brutalmente directa”. Para Kohan, Argentina continúa padeciendo “de una deuda pendiente y de un saber si se va a pagar o no. También en lo literario, y el libro juega a eso, de ahí surge el título: Una narración deja pendiente a otra. En ella chocan dos mundos: El penoso del octogenario con el ensañamiento del narrador. Lo único que hay en medio es la crueldad”.  Precisamente, esta misma semana se cumplen 30 años desde la llegada al poder del dictador Videla: “Y en ese tiempo hemos vivido un proceso muy contradictorio, de avances y retrocesos. Existen, claro está, cuentas pendientes: No sabemos dónde están los desaparecidos, ni quienes fueron los padres biológicos de los hijos adoptados por la dictadura. En los 80, vivimos la autodefensa, no sabíamos nada como sociedad y tras una década de impunidad fáctica y olvido con Menem, la literatura comienza ahora a tratar aquellos tiempos. Vivimos un momento fértil, los escritores nos vemos por fin liberados para tratar aquello con la distancia debida y sostener, por ejemplo, la idea de desaparecidos cuando sabemos que están muertos, ya deja claro que la cuestión sigue pendiente”.  Martín Kohan confiesa que “he evitado radicalmente repetirme a lo largo de mi carrera. No me da placer, no lo deseo por mucho éxito que haya tenido antes. Aunque surja de mí, cada personaje exige su propio lenguaje. Cuando escribo un nuevo texto, trato de evitar la lectura de otros autores argentinos para evitar su influencia”. A lo largo de 90 enriquecedores minutos de desayuno, Kohan acabó versando sobre lo humano y divino. Y para divino, como fanático de Boca Juniors y del fútbol…. los goles de Leo Messi con el Barça la noche anterior en La Romareda y ese libro pendiente que algún día alguien debe escribir sobre literatura y fútbol. Si hubiera sido por él, todavía estaría charlando sobre ello….