Nelson Garrido, artista y agitador cultural venezolano, fue el artífice del espacio “Bolívar aguanta todo”, integrado en la exposición colectiva “Liberando al Libertador” exhibida en Casa Amèrica Catalunya al calor de las conmemoraciones de los Bicentenarios de las independencias latinoamericanas. La muestra reflejaba el carácter poliédrico del personaje histórico de Simón Bolívar, tradicionalmente utilizado por la derecha latinoamericana y en los últimos años, símbolo indiscutible de los nuevos movimientos de izquierda revolucionaria surgidos en el continente y de los que el presidente venezolano Hugo Chávez es el máximo exponente. “Bolívar debe estar revolcándose en la tumba”, decía al respecto Nelson Garrido en la siguiente entrevista concedida a nuestra web.
Según Nelson Garrido, el pobre Bolívar lo aguanta todo y se revuelve en la tumba...
Con su espacio “Bolívar aguanta todo”, dentro de la exposición colectiva “Liberando al Libertador”, ¿qué desea transmitir?
Es una imagen histórica. Los que escriben la historia son los que ganan las batallas, los que están en el poder. Con “Bolivar aguanta todo” quiero exponer el gran problema que hay en Venezuela: con el mismo Bolívar, sectores opuestos dicen cosas contrarias. La utilización de una imagen como la del Libertador es muy relativa porque aguanta todo. Con Bolívar puedes decir una cosa y todo lo contrario. A veces hay un abuso del uso de las imágenes patrias y he puesto objetos diarios, como grafittis en las calles, objetos rituales, ya que Bolívar también está en los altares... Se trata de exponer esa posición antagónica que hay en el país y cómo Bolívar aguanta todo. Vemos la historia como algo estático cuando tiene que ver con los intereses del poder más que con el propio Bolívar.
¿La revolución bolivariana que lidera Hugo Chávez ha aumentado la confusión en Venbezuela sobre el alcance histórico de la figura de Bolívar?
Bolívar no es un planteamiento ni una teoría política. Los ‘gringos’ no dicen ser ‘washingtonianos’ ni los franceses napoleónicos. Se le da un exceso al valor de Bolívar, que encubre una política totalmente populista que necesita valores simbólicos para mantenerse a través de un pensamiento único. En “Liberando al Libertador” está la espada de Bolívar, un símbolo muy usado por el gobierno actual de Venezuela y que ha ido perdiendo vigencia ya que se le entrega a todo el mundo, a gobiernos dictatoriales, nada democráticos. Además, las FARC robaron la espada... Los simbolos hoy en día ya no tienen la fuerza de antes, pero en Venezuela se siguen aplicando como en los años 30, 40 o 50. El pensamiento ha cambiado mucho pero los partidos políticos no han cambiado lo suficiente. Paradójicamente, hasta estos últimos años siempre había sido la derecha latinoamericana la que se había apropiado de Bolívar...Por eso “Bolivar aguanta todo”. Entre líneas, uno agarra cualquier frase de Bolívar y la compone para que diga lo que se quiera que diga. Es la necesidad histórica de gobiernos populistas de usar imágenes de ese tipo. Además, Bolívar es un héroe militar, con lemas militaristas, de la guerra, de atacar, con un enemigo invisible que siempre está ahí, que va a invadir pero nunca termina de hacerlo. La imagen de Bolívar como imagen de guerra y de guerrero es evidente que le hace falta a este gobierno de Venezuela.
Un espacio como el suyo, en el marco de esta exposición “Liberando al Libertador”, ¿sería posible en Venezuela?
No creo porque lo que persiste es un pensamiento único con una sola visión, la que interesa al Gobierno, de Bolívar. Uno de los espacios para que hayan planteamientos revolucionarios es la pluralidad, el derecho a pensar diferente. Supuestamente, y según el gobierno, en Venezuela se puede hacer lo que uno quiera. El Gobierno no censura pero hace leyes, como la Ley Resorte, y si tú haces algo que no tiene que ver con esa ley y no te autocensuras, te cierran el medio. Eres tú el que te lo cierras porque dices lo que no tienes que decir. En Venezuela hay libertad de expresión en la medida que se diga lo que el Gobierno quiere que diga. Es una dictadura democrática. “Liberando al Libertador” también plantea aquellos aspectos que podrían incomodar o sorprender negativamente a Simón Bolívar.
¿Cómo reaccionaría el personaje al verse como referente de la izquierda revolucionaria latinoamericana?
Para mí Bolívar tiene que estar revolcándose en la tumba, evidentemente. Y subrayo que mi posición es en contra del gobierno actual de Venezuela y en contra de la oposición, que también usa la figura de Bolívar incorrectamente. Ese es el gran drama que tenemos. Porque ninguno de los dos habla de la última frase de Bolívar antes de bajar al sepulcro: “Cesen los partidos para yo poder morir tranquilo”. En América Latina tenemos una grave crisis política. Estos gobiernos no sirven pero tampoco sirven las alternativas. Son opciones de un carácter fascista total. La angustia es que estamos en situaciones críticas, con grandes niveles de violencia, de pobreza, con una gran crisis económica. Y no estar de acuerdo no implica que seas de derechas, Yo soy de izquierdas y desde la izquierda no estoy de acuerdo con el gobierno actual de Venezuela. Y lo que uno quiere es un gobierno con pluralismo democrático, donde se discutan las ideas, con derecho a discernir y a opinar diferente y donde no se impongan las ideas de unos u otros. Si no, no es democracia. “Liberando al Libertador” también refleja la degradación estética del personaje... Es un Bolívar que responde a los tiempos actuales, que son sumamente grotescos. Pero lo importante de “Liberando al Libertador” es que trata de rescatar a un Bolívar humano, de todos, de la calle, y no al Bolívar estático, símbolo, de los libros. Es un Bolívar bajado a la tierra, lo que es muy importante.