Tras participar en el BCNegra 2020, el escritor argentino Nicolás Ferraro, voz emergente de la novela negra argentina, ha visitado Casa América Catalunya y nos ha hablado de su paso por el certamen y del gran auge del género policial y detectivesco en América Latina.
Nicolás Ferraro: “El auge de la novela negra en Latinoamérica se debe a la violencia y sus consecuencias”
¿Qué balance haces del BCNegra?
La verdad es que el BCNegra es un evento que se nota mucho la preparación que tiene, los invitados, la curadoría que hay detrás, con lo cual es fácil e interesante poder sacar conclusiones y nuevas experiencias en las mesas. En lo particular es como estar en el Camp Nou, es poner a prueba muchas cosas que uno viene gestando y darse cuenta de que también las realidades muchas ves son parecidas, las mismas luchas que están acá también están en Argentina. Cierta coincidencia política, ciertas ideologías que están cayendo o que ya no funcionan, o también, aquellas que empiezan a tomar peso y no deberían. Entonces uno va negociando entre lo que es la parte literaria y la parte social.
¿A qué crees que se debe el auge de la novela negra en Latinoamérica?
A la caída del capitalismo en cierta manera, a la crisis de las instituciones, a la violencia y las consecuencias de ésta. Si pensamos los relatos previos al momento actual, el género negro tiene un componente mas pulsional: siempre es alguien que quería a la esposa de, o quería un botín determinado y, sin embargo, ahora podemos ver que hay una violencia latente y ya no hace falta prácticamente nada para que estalle… Hay un cansancio generalizado que hace que esa violencia termine saliendo por algún lugar. En ese contenido, en esa opresión, hay una catarsis o caída que se viene gestando y termina por plasmarse en los relatos que venimos escribiendo.
¿Cómo ha evolucionado la novela negra?
Anteriormente era como hacer un ejercicio de ficción, podemos pensar en los primeros que empezaron el género negro como Vázquez Montalbán, Sasturain e incluso Taibo, quienes hacían un ejercicio de apropiación casi paródico de lo que era la literatura negra. Esta figura del detective, que hoy en día es inconcebible por la crisis institucional, moral y ética, es una figura literaria más que real y hoy el género negro abarca demasiado, es muy difícil decir qué es y que no es género negro. Mucha gente dice que sus obras no son género negro porque entienden que estamos hablando de novela policial. Y no es así. Pero ¿qué es género negro? Tiene que ver con cierto contenido violento, de crisis, con la confianza y con cierto código, y que el mundo actual hace difícil que uno sostenga la confianza y ciertas posturas.
¿El optimismo y una esperanza en el futuro son incompatibles con el género negro?
No, creo que es fácil pintarte un mundo luminoso si relato un cuento de hadas. Ahora, ¿qué pasa si a pesar de mostrarte todo ese mundo oscuro, toda esa podredumbre, te puedo mostrar al final del camino algo que parezca una esperanza? Tiene que ver con el hecho de que nada es lo que parece, entonces quizás no todo está tan mal. El género negro se centra en la parte oscura o en el descubrimiento de lo que somos capaces, y quizás, a pesar de todo eso, al final del día podemos seguir dando una mano para levantar a alguien y no para partirle la cara. Creo que tiene que ver con esa negociación.
¿Por dónde va a ir tu próxima novela? ¿Puede ser Barcelona un buen escenario?
Tras estar un par días en una ciudad uno comienza a descubrir que todas tienen su parte oscura. Para escribir necesito tener ciertos conocimientos, sobre todo porque a mí me gusta mucho la oralidad, y para poder captarla en una ciudad que tiene muchos disparadores por las múltiples culturas que la habitan y, sobre todo, por la presencia del catalán, necesito tiempo. Es interesante ver lo que en el interior se está gestando y que uno desconoce, por lo que automáticamente uno lo ve como una amenaza al ser un turista que no conoce las calles. El Raval es un escenario casi perfecto para una novela negra.
Acaba de salir en Argentina mi novela El cielo que nos queda que tiene que ver nuevamente con el narcotráfico, con ciertas cosas que no funcionan y con la idea de redención de los errores. Todos sabemos que ese personaje le va a vender droga a alguien que es policía y en el fondo queremos que lo haga para ver qué pasa. La literatura, a fin de cuentas, termina siendo un ejercicio de empatía, es poner en práctica qué pasaría si nos ponemos en los zapatos de otra persona, dejar de estar un rato en nuestras propias cabezas y poder ver qué pasaría al otro lado. Yo te quiero poner en su lugar para que puedas verlo desde otra perspectiva y entenderlo, porque es fácil separar a unos y a otros, pero así no hay negociación y no se puede modificar el problema. Gran parte de la fuerza del género negro tiene que ver con poder mostrarte las dos partes y darte cuenta de que en un lugar coinciden y que desde ahí se puede crear entendimiento sobre nosotros mismos y sobre la sociedad que conformamos y queremos cambiar.