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20/11/2020 / Barcelona

No al silencio: Hay que discutir por la Memoria

Gustavo Meoño, coordinador del Área de Memoria y Derechos Humanos de la Fundación para la Democracia (Argentina); Jorge Gálvez, director del Museo de la Memoria Indómita (México), y Gloria Guzmán, investigadora del Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional de la Universidad del País Vasco, intervinieron en la mesa Las disputas por la Memoria, en las jornadas La Memoria de los Otros organizadas por Casa Amèrica Catalunya. “Es fundamental la preocupación por la Memoria, que se discuta. Lo peor que puede suceder es el silencio”, señaló Gustavo Meoño.

Ver sesión Las disputas por la Memoria.

No hay duda de que la memoria es un terreno disputado. La contienda está en la mera razón de ser de organizaciones e instituciones memoriales, dado que en demasiadas ocasiones “la memoria oficial nos dice lo que hay que olvidar y nos impone lo que hay que recordar”, en palabras de la moderadora Gloria Guzmán, que abrió de esta forma el debate. “América Latina está plagada de memorias aplanadoras”. Y no sólo América Latina.

Gustavo Meoño, actualmente coordinador del Área de Memoria y Derechos Humanos de la Fundación para la Democracia de Rosario (Argentina) pero anteriormente implicado en los movimientos memoriales en Guatemala, destacó la vigencia de este debate: “No estamos hablando del pasado ni de problemas superados; cuando parecía que el ‘nunca más’ era posible, resulta que no”, lamentó, recordando las recientes y “terribles” acciones represivas, generalizadas en tantos países de América Latina. “Es fundamental que exista esta preocupación por la Memoria, que se discuta, porque lo peor que puede suceder es el silencio”, declaró.

Uno de los relatos que causó más perplejidad y a la vez ayudó más a ampliar miradas fue el testimonio de Jorge Gálvez, miembro fundador del Comité Prodefensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México (1977), conocido como el Comité ¡Eureka!, cuyo archivo se expone en el Museo Casa de la Memoria Indómita (México) que él mismo dirige. El Comité ¡Eureka!, todavía en proceso de lucha para encontrar a sus familiares desaparecidos, tiene muy claro que actualmente todavía no se dan las condiciones para tener confianza en los procesos de justicia de gobiernos “que simulan el respeto y la promoción de los derechos humanos” pero que promueven leyes y mecanismos que impiden su cumplimiento. Uno de los ejemplos ha sido su rechazo para dar muestras de ADN para identificar a los desaparecidos. “Dar el ADN significa perder la oportunidad de encontrar todas las respuestas”, explicó, matizando que solo lo darán tras una investigación que aclare lo ocurrido y busque responsables: “Nosotros partimos de la presunción con vida”, aseguró, “y dar muestras de ADN es sentenciar a nuestros desaparecidos”.

También el mantenimiento de las figuras de los perpetradores en el nombre de las calles y monumentos públicos suscitó debate, pues tal como afirmó Gustavo Meoño, “no hay una receta única” ante qué hacer en cada caso, en cada país. Lo que ha quedado claro, sin embargo, es que “no se trata de aceptar subterfugios para el olvido”. Es decir, la retirada de un símbolo de regímenes pasados, por ejemplo, no puede promover la desmemoria: esta retirada debe ir acompañada de alguna acción memorial acorde con los valores democráticos de hoy en día.