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25/07/2012 / Barcelona

Oposición huérfana

Análisis de las consecuencias de la muerte del disidente cubano Oswaldo Payá a cargo del director general de Casa Amèrica Catalunya, Antoni Traveria.

Artículo publicado en la edición del miércoles 25 de julio en El Periódico de Catalunya.

Dicen que nadie es imprescindible, en ninguna parte y en ninguna tarea. Convengamos, sin embargo, que hay personas que son muy necesarias y que resultan difíciles de sustituir. La muerte de Oswaldo Payá es una pérdida muy sensible para una oposición cubana extremadamente fragmentada.

Pero ejercer de forma eficaz un compromiso público con la disidencia desde el interior de Cuba, con las durísimas circunstancias políticas de vigilancia y control de que dispone el régimen, desde hace tantas décadas, es una cosa únicamente reservada a personalidades con un determinado perfil.

No resultará nada fácil encontrar el recambio ante la ausencia de Oswaldo Payá, un hombre con convicciones profundas, gran tenacidad, capacidad de liderazgo, sentido común y coraje, mucho coraje.

El líder del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) era el más popular y reconocido dirigente de la oposición, tanto en el interior de la isla como fuera de ella, y a nivel internacional. Estaba llamado, con 60 años, a ser uno de los principales interlocutores ante la posibilidad de negociaciones para una futura transición política hacia la democracia.

Sin sectarismo

Oswaldo Payá se había ganado el respeto de una atomizada, caïnita y multivariada oposición que ahora se sentirá huérfana. Una forma de hacer política desde la temperancia, sin sectarismo; a la búsqueda siempre de un complejo equilibrio que contemplaba al mismo tiempo, según el caso, argumentos contundentes de denuncia combinados con una oposición capaz de establecer diálogo con actores del castrismo.

En una entrevista que se le hizo en La Habana, que aparecía incluida en el libro Disidentes de Cuba, de los catalanes Carles Llorens y Clàudia Pujol, Oswaldo Payá declaraba: “Es como estar encarcelado en la calle (...) Siempre me ha costado un gran esfuerzo intentar entrar en la lógica de este gobierno. Supongo que es porque soy incapaz de entender a un régimen que detiene a unos simples defensores de los derechos humanos, que trabajan por el cambio pacífico y por la reconciliación nacional, y que los condena a más de 20 años de prisión”.

Más le valdrá a Raúl Castro que aclare hasta el más mínimo detalle del supuesto accidente que costado la vida a Oswaldo Payá y Harold Cepero. Cualquier sospecha abriría una crisis de grandes proporciones. Hay dos testigos, y además, son políticos extranjeros.

Imagen de Oswaldo Payá (a la izquierda) tomada de su página personal en Internet.