Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
25/06/2008 / Barcelona

Personalidades chilenas reivindican en Casa Amèrica Catalunya el legado de Salvador Allende a los cien años de su nacimiento

(Nota publicada el 25/06/2008) El Embajador de Chile en España, Osvaldo Puccio; el médico personal y estrecho colaborador de Salvador Allende, Óscar Soto; y el músico y concertista de guitarra, y presidente del Centro Salvador Allende de Barcelona, Eulogio Dávalos, han protagonizado una intensa velada en Casa Amèrica Catalunya en la que se ha evocado la figura del que fuera presidente de Chile, Salvador Allende, que este 26 de junio habría cumplido cien años de edad. “El proyecto de Allende de cambio universal para una vida mejor a través de la justicia y la igualdad es vigente y un desafío constante”, ha afirmado Osvaldo Puccio recogiendo el sentir unánime de los asistentes que han abarrotado el auditorio de la entidad. (En la imagen, de izquierda a derecha, Eulogio Dávalos, Osvaldo Puccio, el moderador del acto, Francesc Montserrat, y Óscar Soto).

Osvaldo Puccio ha señalado como característica central de Salvador Allende su capacidad como “gran intérprete de la idiosincrasia chilena, poco dada al conflicto y proclive al acuerdo” y ha loado su “espíritu de tensar el ‘digamos’ –coletilla muy utilizada en el habla de los chilenos para expresar su coincidencia en algún tema- para obtener cambios superiores a los imaginados”.  Para el Embajador chileno en España, Allende fue un demócrata que otorgó protagonismo central a los ciudadnos conscientes, y también un educador, un organizador y un republicano. “Su final el 11 de septiembre de 1973 –fecha del golpe de estado de Pinochet– fue consecuente con su vida, pero ésa es la herencia menos poderosa de Allende. Lo que vale es su entendimiento de la política como pedagogía y diálogo”, ha subrayado. Por su parte, Óscar Soto ha relatado cómo conoció a Allende cuando le atendió de una angina de pecho en mayo de 1970, en plena campaña de las elecciones que auparon al poder al político chileno. “Allende tenía unos principios y unos planteamientos que no los modificaba jamás porque los consideraba justos”, ha remarcado en alusión a su célebre discurso en la sede neoyorquina de Naciones Unidas en 1972. Una intervención aplaudida durante 20 minutos y en la que el único país ausente fue Estados Unidos, postura que el entonces Embajador norteamericano ante la ONU, George Bush padre, comunicó a Allende en la víspera del discurso en una tensa conversación de la que Soto fue discreto testigo.    “El gesto de Allende de suicidarse -en el Palacio de la Moneda, antes de la consumación del golpe de estado de Pinochet- es la consecuencia de su vida y su resistencia numantina, producto de su personalidad”, ha dicho Soto para el que, hoy en día, en Chile, “Salvador Allende es un personaje molesto para el Gobierno de la Concertación”. Puccio ha respondido matizando que “es un polémico, pero no molesto”. Eulogio Dávalos ha destacado el punto 40 del programa de la Unión Popular que llevó a Alllende a la presidencia de Chile: la creación del Instituto Nacional de Arte y Cultura. “La mayoría de artistas del país apoyamos a Allende, que nos pidió que lleváramos el arte a la gente que nada conocía porque nadie les había dado la oportunidad”. Dávalos participó del Tren Popular de la Cultura en 1971, “una idea maravillosa de llevar la cultura sobre ruedas a los lugares más inhóspitos y que hasta el día de hoy ha dejado frutos inigualables”.    Ver también la noticia: Cálida inauguración de la exposición “Ausencias” en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende de Santiago de Chile (26/06/2008)