Casa America Catalunya

En conversación con el escritor y crítico literario Matías Néspolo, Abad Faciolince ha apuntado que La Oculta, nombre de la finca en las montañas de Antioquia donde se desarrolla la trama de la obra, es “nuestra Ítaca”.

“Esas montañas son lo más alejado que hay y con ellas reemplazamos al mar. Sus cañones escarpados te quitan el aliento, al igual que te lo quita el mar. Nuestra relación (la de los antioqueños) con la tierra es enfermiza’, ha señalado.

Ante el auditorio de Casa Amèrica Catalunya repleto de un público entregado, Abad Faciolince ha rebatido a Néspolo, quien ha calificado la novela de “dura, dolorosa e ingrata” por su desenlace.

“Es cierto que puede dejar un mal sabor, pero La Oculta de verdad es aun hoy día un trozo de paraíso”. “Las palabras tienen fuerza y La Oculta real no va a terminar mal porque eso ya sucede en la novela”, ha remarcado el autor.

Literatura y paz
Situados en contexto, Abad Faciolince se ha referido a la relación de la novela con las actuales expectativas de un acuerdo de paz en Colombia.

“La literatura puede mejorar el pasado. Idealizar la colonización de esa tierra puede inspirar a Colombia. En mi obra quise que hubiese una repartición de la tierra porque se puede combinar ciertro interés particular con el interés colectivo”, ha apuntado en alusión a la problemática de los desplazados internos, uno de los aspectos cruciales de las conversaciones de paz de La Habana.

“La novela ha ayudado al descenso de la violencia en el mundo. Es bueno que la literatura hable del sufrimiento y que el lector se ponga en la piel de los que lo padecen”, ha dicho Abad Faciolince.

Corrige, corrige y corrige
El escritor también ha desvelado cómo superó una crisis creativa que le llevó a abandonar tres proyectos literarios –incluída La Oculta– cuando ya los tenía muy avanzados: “Retomé La Oculta por desesperación. Y seguí los consejos de Mario Vargas Llosa: corrige, corrige y corrige hasta salir adelante”.