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13/10/2008 / Barcelona

Ramón Castillo, curador del Museo de Bellas Artes de Santiago de Chile: “Los archivos pueden construir pero también destruir la memoria de un pueblo”

Bajo el título "Dictadura, Arte y Archivo", Casa Amèrica Catalunya ha organizado una serie de encuentros con expertos y especialistas de diferentes ámbitos de la archivística, la historia y las artes visuales con el fin de poner en común perspectivas y técnicas que se cruzan en la intersección de tales disciplinas. Ramón Castillo, asistente de dirección y curador del Museo de Bellas Artes de Santiago de Chile, ha coordinado el ciclo junto a Jorge Blasco, director del proyecto Culturas de Archivo que avala la Fundación Antoni Tàpies, y Marta Nin, adjunta a la dirección de Casa Amèrica Catalunya. "La revalorización de documentos y la organización de los archivos tiene que ver con algo muy fuerte y maravilloso: la construcción de la memoria", ha declarado Ramón Castillo en la siguiente entrevista, repasando el planteamiento general y los ejes principales de las jornadas.

¿Cómo nace el ciclo "Dictadura, Arte y Archivo"?El ciclo nace en respuesta a la necesidad de establecer un vínculo entre el mundo del arte y el mundo de los archivos. Durante los últimos años, se ha detectado la tendencia de muchos artistas a trabajar con archivos, al mismo tiempo que ha habido una revalorización de éstos. Gestos como el de la UNESCO, cuando en 1992 declara que los documentos pueden ser Patrimonio de la Humanidad, significa que hay una conciencia respecto a esa construcción de la memoria de un país o de un pueblo. En ese sentido, la propuesta de "Dictadura, Arte y Archivo" crea esta primera situación de encuentro en Casa Amèrica Catalunya con una pequeña muestra de personas que representan las distintas áreas de conexión: especialistas en el mundo de los archivos, en el mundo de las artes, de instituciones vinculadas al tema de archivos desde el mundo de las artes, además del resto de invitados de la ‘fila 0’, también expertos en estos ámbitos. Durante tres días, se ha logrado generar una masa crítica importante en torno al tema arte y archivo.¿Cuáles han sido los principales ejes de debate de las jornadas?Había la sospecha de que la palabra ‘archivo’ estaba siendo utilizada de maneras distintas, por ejemplo, y se comprobó que así era. Sin embargo, también se ha demostrado que a pesar de las diferencias que hay entre instituciones del mundo del arte y las dedicadas al mundo de los archivos, entre ellas existen bastantes más puntos en común de lo que se pensaba. Una de las conclusiones ha sido ver que la revalorización de documentos y la organización de los archivos tiene que ver con algo muy fuerte y maravilloso, la construcción de la memoria, desde la escala familiar hasta la de un barrio, ciudad o país. Pero al mismo tiempo, esa capacidad de poder construir una memoria también puede ser utilizado para destruir una memoria. Uno de los puntos más interesantes, el discurso de fondo de las jornadas, ha sido intentar responder la siguiente pregunta: ¿qué pasa con los archivos y los documentos en dictadura?¿Y qué ocurre con los archivos en dictadura?Se han presentado algunos ejemplos de cómo las dictaduras han administrado la información y de cómo se ha utilizado posteriormente esta información. Los desclasificados de la CIA, por ejemplo, han tenido importantes repercusiones en procesos legales de enjuiciamiento a los que violaron los derechos humanos en Latinoamérica: es el caso de Pinochet, en Chile, implicado directamente en estos archivos, y también de Argentina, Uruguay, Paraguay... Desde el momento en que se desclasifica un archivo y se da acceso a ciertos documentos antes vedados, se permite reconstruir una historia a partir de una información que durante mucho tiempo fue administrada por los mismos que ejercían el poder, información que administraban para sus fines: control de identidad, represión, etc. Esos mismos documentos que sirven para reconstruir la historia de una persona pueden servir también para destruirla.Durante las jornadas también se han presentado distintas iniciativas artísticas basadas en los archivos de dictadura.En el caso de Chile, yo presenté la obra de dos artistas chilenos que trabajan con la misma pregunta pero de manera distinta: "¿Dónde están?" Por un lado, Carlos Altamirano utiliza los rostros fotocopiados de detenidos-desaparecidos para configurar ‘Panorama de Santiago', una obra que inició en 1977 y a la que continúa añadiendo imágenes de detenidos-desaparecidos y otras imágenes de Chile, es decir una obra sobre la historia de Chile que se va construyendo en el tiempo. Por otro lado, Iván Navarro, otro artista chileno instalado actualmente en Nueva York, trabaja igualmente la pregunta "¿dónde están?" pero orientada hacia los torturadores: dónde están ellos, si ha habido justicia, si se les ha juzgado, qué han hecho, en qué procesos estuvieron implicados, cuáles son sus oficios. El "¿dónde están?" es una pregunta que presenta esta doble condición.¿Y la exposición del Museo de Bellas Artes de Santiago, "La pieza que falta"?Se trata de una micro-historia que no había sido registrada ni documentada. Ocurrió el 12 o 13 de septiembre de 1973 –no hay claridad al respecto, la memoria de los que vivieron los acontecimientos es todavía frágil– cuando se instalaron unos tanques y una tanqueta frente el Museo de Bellas Artes y empezaron a disparar. No se sabe por qué. Una de las versiones cuenta que dispararon porque había unos personajes armados dentro del museo, pero no fue así según otra persona que estaba en ese mismo minuto en el museo. Esa historia, que permaneció durante 35 años oculta, sale a la luz a propósito de ocho fotografías que registran los impactos de bala y los efectos al interior del museo. Desde ahí se comenzó entonces una reconstrucción de la escena: en qué momento, quiénes estaban... Esto genera una exposición que en su propio título lleva esa tarea museal de reconstrucción, "La pieza que falta". Están las fotografías, que te impresionan pero no entiendes mucho; después los testimonios, que no son concluyentes, cada uno cuenta su versión de los hechos y no hay acuerdo respecto de algunas situaciones. Junto a esas 8 fotografías y 5 testimonios, hay un objeto muy singular. En el proceso de investigación de este trabajo, llega una donación al museo: un casquillo de bala que fue encontrado por el director del museo de aquel entonces y guardado durante años, donado por su viuda. Aquí ocurre un desplazamiento interesante y es que a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes, institución orientada fundamentalmente al mundo de las artes y a los objetos artísticos, de pronto le llega un objeto que no es propiamente artístico pero que sin embargo permite reconstruir una historia que sí tiene que ver con la historia del arte de Chile. Ahí se instala un precedente con respecto a la actitud de los museos en relación a la reconstrucción de su propia historia y su propia memoria.  Descargar el dossier de la obra de Carlos Altamirano (artista chileno)Descargar el dossier de la obra de Iván Navarro (artista chileno)Descargar el dossier de "La pieza que falta" (exposición del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile) Enlaces de interés:Proyecto Technologies To The People, de Daniel G. AndujarEntrevista a Miguel A. López, co-curador de la exposición "La persistencia de lo efímero" sobre el arte conceptual peruano (1965-1975) y la desaparición de su rastro en todo archivo o fondo de museohttp://www.ddhh.gov.cl/memoriales_region.htmlhttp://www.memoriaviva.com/http://www.memoriaabierta.org.ar/