Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
20/02/2008 / Barcelona

Silvina Jensen, historiadora (y II): “El de Catalunya es el más numeroso de todos los exilios argentinos contemporáneos”

(Entrevista publicada el 20/02/2008) La historiadora argentina Silvina Jensen ha participado en numerosos programas de investigación sobre el exilio argentino en el mundo, y especialmente sobre el colectivo que se instaló en Catalunya a raíz de la dictadura militar en Argentina, entre 1976 y 1983. El libro “La provincia flotante. El exilio argentino en Catalunya (1976-2006)”, uno de los primeros títulos del sello editorial de Casa Amèrica Catalunya, KM 13.774, es una adaptación divulgativa de su tesis doctoral, basada en un exhaustivo proceso de investigación y búsqueda de testimonios. Durante la presentación del libro, el jueves 14 de febrero en Casa Amèrica Catalunya, la autora afirmó que “la historia del exilio es una historia que se explica en dos tiempos: la historia del lugar de partida y la del lugar de llegada”. En esta segunda parte de la entrevista, Silvina Jensen apunta a las principales características y peculiaridades del “caso catalán” del exilio de la dictadura argentina.

El segundo de los propósitos de tu libro es “puntualizar las marcas que permiten individualizar al exilio dictatorial a Catalunya de otros exilios nacionales contemporáneos.” ¿Qué es lo que hace característico el caso catalán?Apenas ahora empiezan a haber estudios sobre otros países que recibieron exiliados de la dictadura: México, Francia, el caso de Madrid... Cuando yo comencé la investigación, esos estudios no existían. A partir de que han ido avanzando las investigaciones de este territorio historiográfico, era más claro y evidente que había muchas peculiaridades que estaban marcadas por el hecho de haberse instalado en Catalunya y no en otro lugar. Una de estas peculiaridades, muy simbólicas por otra parte, tiene que ver con que el viaje de los exiliados se hacía en barco. No es que todos llegaran en barco, ni mucho menos, pero los barcos del exilio nos hablan del exilio que llega básicamente a Barcelona. Era una línea naviera italiana que cubría desde Buenos Aires hasta Génova, pero la mayor parte de los exiliados políticos que salían del Cono Sur –incluido también Uruguay– descendían en Barcelona. En los barcos del exilio se produce un encuentro cara a cara, de contacto y de experiencias, con los exiliados republicanos que estaban regresando a Catalunya. Esto ya marca ciertas peculiaridades. ¿Las otras “peculiaridades” vienen dadas por la realidad social que encontraban en Catalunya en 1976, en plena transición democrática española?Si bien el caso de Catalunya es comparable al resto de España, éste tiene sus peculiaridades por el ‘clivaje’ nacional: se lucha por las libertades y por los derechos sociales, pero también se reivindica la cultura y la identidad catalanas. En ese contexto político, las luchas del exilio argentino contra la dictadura se resignifican. Era bastante común celebrar actos donde se luchaba, por ejemplo, contra Videla o contra Pinochet, y donde además se reclamaba “Volem Estatut”. En el libro también planteo alguna reflexión sobre el posicionamiento de los exiliados respecto al tema de la lengua catalana, su historia y su identidad. ¿Y en qué otros aspectos se diferencia el exilio argentino en Catalunya de otros exilios?El de Catalunya es el exilio más numeroso de todos los exilios contemporáneos de argentinos, más que el de Madrid, más que el de México, más que el de Francia. Pero fue un exilio que no estuvo compuesto por personalidades políticas de primer nivel, quienes no recalaron en Catalunya. Esto, junto con el hecho de que era una militancia más de base o una militancia intermedia determinó, no ya que no hubiera conflictos, sino que se mantuviera una cierta unidad de la colonia argentina respecto de otras, como por ejemplo en Madrid, que derivaron en fracturas institucionales. La unidad institucional en Catalunya se representa con dos instituciones: por un lado, la Casa Argentina Catalunya, y por otro lado, la Comisión de Solidaridad de Familiares de Desaparecidos, Muertos y Presos Políticos (COSOFAM), que hasta hoy sigue viva, existiendo y trabajando.  Entonces, ¿los exiliados formaban un grupo ideológicamente homogéneo?El exilio que se instaló en Catalunya está fuertemente marcado por una identidad política concreta, ya que buena parte de los exiliados, de alguna manera, habían estado vinculados al peronismo. Eso tuvo tanta fuerza que se manifestó en la aparición de organizaciones ligadas al peronismo en Barcelona, alrededor de 1980, o por ejemplo en el hecho de que la revista más importante del exilio argentino en Barcelona (“Testimonio Latinoamericano”) tenía identidad peronista. Pero en relación a esto, aparece un elemento que tiene que ver con el “descubrirse latinoamericano” en Catalunya. Argentinos, uruguayos y chilenos compartían el espacio de denuncia, y ahí influye una de las características de la política catalana de aquel momento, que es la política unitaria de grupos como la Assemblea de Catalunya o l’Entesa dels Catalans, donde comunistas, socialistas y nacionalistas aparecían unidos. Esta impronta unitaria repercutió en que la solidaridad hacia los exiliados tuviera un corte unitario y aglutinara a los exiliados latinoamericanos. Así, “descubrirse latinoamericano” en Europa tuvo mucho que ver con la mirada de los catalanes –como también lo tuvo la consideración del término “sudaca”, que es propio de esa época. Resulta paradójico, porque por mucho que los exiliados del Cono Sur dijeran que volvían a la “madre patria” o se reivindicaran como hijos de europeos, en realidad lo que la sociedad catalana les estaba diciendo era “ustedes son latinoamericanos”. En algún punto, sin embargo, sirvió para revisar su propia historia común, la historia de luchas, y la idea de poseer un proyecto para el continente que se quería pensar desde Europa.