La bella iniciativa literaria se hizo al fin realidad y la larga y compleja organización emprendida desde Casa Amèrica Catalunya y el Grec Festival de Barcelona contribuyó a realzar la Diada de Sant Jordi del 2010. A las once de la mañana, un actor que recreaba la figura del “Libertador de América”, Simón Bolívar, conquistaba el hermoso patio del Museu Frederic Marès para permitir la lectura ininterrumpida de “El General en su laberinto”, la novela de Gabriel García Márquez que narra y recrea los últimos meses en la vida del mitificado héroe latinoamericano, conmemorado justo ahora, cuando Argentina, México, Chile, Colombia y Venezuela celebran el Bicentenario de una Independencia en la que Bolívar resultó pieza básica.
Simón Bolívar toma la voz de 80 voluntarios y la letra de Gabo en la lectura ininterrumpida de Sant Jordi
A ritmo de tres páginas y siete minutos por lector, esta pequeña epopeya se prolongaba hasta pasadas las ocho de la tarde. Debía arrancar bien y lo hizo de manera perfecta gracias a Lluís Soler, ese actor tan conocido de las tablas catalanas y de los telespectadores de las producciones teatrales de TV3. La voz grave, pausada, la preciosa entonación de Soler sonó maravillosa para las primeras frases de García Márquez. Casi podías ver “las antiparras de cristales cuadradas” que usaba el general en su decrepitud, mientras el público, situado en esas 86 sillas perfectamente alineadas alrededor del pequeño surtidor centrado en el patio de naranjos, se familiarizaba con que Bolívar era “ambidiestro natural”. Tras la dicción solemne y grata de Lluís Soler, tomó el relevo la cónsul de Colombia en Barcelona, Juana Inés Díaz Tarfur, para deleitarnos de otro modo con ese suave deje de la tierra del autor, de eses casi arrastradas para situar los aposentos de Bolívar en su huida, según describe el literato, “guardados por edecanes de guardia jugando a las cartas”, acompañado por su amante “Manuela, que fumaba una cachimba de marinero”. Por la voz tenue y melodiosa de la cónsul, supimos ya por dónde discurriría la trama: Bolívar, camino del exilio, consciente de los atentados que estaban fraguándose contra él para quebrar su deseo de tomar un velero en Cartagena de Indias, camino de Europa. La historia, no ya la recreación del Nobel de Literatura, nos confirma que su deseo nunca llegó a cumplirse. Pero eso es ya harina de otro costal… Diez días antes de Sant Jordi nos vimos obligados a cerrar la lista de los 80 voluntarios participantes en la lectura ininterrumpida. La relación incluía figuras conocidas y anónimos amantes de la literatura. Entre los primeros, escritores (Màrius Serra, Jordi Coca, Toni Puntí), gestores culturales (el director del Grec, Ricardo Szwarcer o Jordi Martí), periodistas (Olga Viza, Pitu Abril, Pere Cullell, Xavier Graset), actores y actrices (Txe Arana o miembros del elenco del propio Grec), miembros del cuerpo consular de México y Colombia y creadores de diversos sectores (Pep Bou, Frederic Amat). Cabe mencionar la participación, mediante grabación en video, de los actores José Sacristán y Héctor Alterio, así como la lectura que algunas personas invidentes realizaron en método Braille de pasajes de la obra.