Artículo de opinión de Antoni Traveria, director general de Casa Amèrica Catalunya, sobre el resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela, publicado en la edición de hoy martes 9 de octubre en El Periódico de Catalunya.
Una victoria inapelable y un cambio imposible
Hugo Chávez ha recibido una avalancha de votos, cercana al 55%, dejando a casi diez puntos al candidato de consenso de toda una oposición unida, venciendo en 20 de los 24 estados y con un porcentaje histórico del 80 por ciento de participación. Una victoria inapelable.
Hubo quienes llegaron a confundir sus deseos con la realidad queriendo imaginar un cambio político imposible, hoy por hoy, con un aparatoso Estado omnipresente. Sin embargo, los resultados certifican también la fractura de una sociedad que vive su división al límite, al borde del estallido social en determinadas zonas del país, con sentimientos nacionalistas y religiosos enfrentados.
Hoy por hoy Hugo Chávez no tiene heredero y ese es un factor que debe estar muy presente en cualquier análisis político de futuro. Las tensiones se han hecho aparentes en la cúpula del gobierno en estos meses de enfermedad de su líder.
La Constitución de Venezuela establece como obligatoria la celebración de elecciones en el supuesto fallecimiento del jefe de Estado en los primeros cuatro años de mandato. Han circulado versiones para todos los gustos, muy interesadas según quién las reproduciía, pero la salud del presidente tiene la calificación de secreto de Estado y solo su círculo más íntimo, muy reducido, conoce el diagnóstico cierto. Si su salud se lo permite, llegará a mantenerse veinte años en el poder cumpliendo así sus anhelos anunciados en 1998.
El peso económico de un país tan rico como Venezuela convierte su presencia en imprescindible en todos los organismos políticos alternativos de América Latina y el Caribe. Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Cuba, y también Brasil, respiran hoy aliviados. No en vano la Venezuela bolivariana es la que garantiza el crecimiento y desarrollo de un modelo nacido del rechazo al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsado por George W. Bush.
El desafío de la oposición no tiene por qué terminar en esta elección. El enorme caudal de apoyo ciudadano obtenido por Henrique Capriles debería hacer reflexionar a esa variopinta oposición sobre la conveniencia de mantener esa unidad, más cuando en diciembre hay una nueva cita con las urnas para elegir alcaldes y gobernadores. A pesar de la derrota, este político de 40 años, joven pero experimentado, ha conseguido motivar a dos millones más de ciudadanos que en la elección de 2006, aglutinando seis millones de sufragios opositores.