La argentina Valeria Correa Fiz ha sido otra de las protagonistas del certamen BCNegra gracias a su obra, precursora de una literatura insólita y de ciencia ficción que encuentra acomodo en poemas y narraciones cortas. Con esta exabogada hemos hablado de la presencia del mal en la literatura y de la creciente relevancia de las mujeres latinoamericanas como creadoras de obras referenciales de la novela negra.
Valeria Correa Fiz, escritora: ‘Mis poemas y cuentos son una cartografía del mal’
Usted es precursora de una poesía y narraciones cortas que entran en el género del terror. ¿Qué intenta transmitir?
--Tengo el defecto de haber sido abogada en mi vida pasada y siempre tuve mucho contacto con el mal, vamos a decirlo así, metafísicamente. Siempre me interesó como tema filosófico, buscando las causas. En algún punto no encontraba respuesta y creo que todas mis historias son una especie de puesta en escena, una especie de cartografía -también mis poemas- de lo que es el mal, desde la más natural, como la muerte o la enfermedad, hasta un mal en las relaciones sociales, el mal que nos hacemos dentro de la familia, las parejas y los males tipificados en un código penal, como los famosos crímenes de la novela negra y de detectives. Pero también otros daños que nos hemos inventado como, por ejemplo, el último mal grande, el daño ecológico. Antes, el mal antes era uno a uno de alguna manera. O una guerra, que cuando termina el mal se acaba. En cambio, ahora con el daño ecológico, nos hemos inventado un mal que se expande en tiempo y espacio. Uno contamina un río, pero no sabes qué animales beben de esas aguas; a dónde las llevan si son aves migratorias, por ejemplo… y eso continúa en el tiempo.
¿La presencia del mal en sus obras es inevitable?
Nunca encontré una respuesta de qué es el mal o por qué lo hacemos. Empiezo a creer con los años que de alguna manera nuestra condición humana es eso, la posibilidad del mal y la posibilidad del bien. La novela trata mucho cómo reprimimos estos instintos que todos podemos tener, porque todos somos humanos, la puesta al límite de un personaje ya que uno no sabe cómo va a reaccionar hasta que llega a un sitio, pero nosotros siempre tenemos la posibilidad de hacer el bien o de abstenernos del mal o de lucharlo, combatirlo. Me gusta trabajar mucho con eso, colocar a los personajes en una situación de la cual no es fácil salir y jugar a ver cómo se mueven. Tampoco creo en el mal absoluto o el bien absoluto, me gusta mucho mostrar las ambivalencias que tenemos, no un discurso maniqueo. Montar una situación que los personajes se muevan allí y que sea el lector el que, en definitiva, poniéndose en esa situación, se haga preguntas. Yo en esta situación qué haría, como resolvería… Eso me parece lo más divertido del trabajo.
¿Dentro del género negro se puede hacer poesía?
--Creo que sí. Primero creo que todo pensamiento empieza en un poema. Si pensamos en los filósofos presocráticos como Heráclito, del que conservamos solo fragmentos, sus escritos son todos en forma de poema. Hoy diríamos aforismos poéticos. Pero todo pensamiento se inicia así y lo que hoy llamamos narrativa es una invención posterior porque al principio lo que se escribía era poesía. Yo creo que la poesía puede enfrentar cualquier tema y mirada, y desde cualquier punto de vista. Además, yo escribo cuento y poesía, y no son géneros tan distintos porque trabajan desde la condensación, la economía y una cierta elipsis. Un lector de cuentos de poesía tiene que poner una parte muy grande de él para terminar de cerrar eso que se está contando con cuatro pinceladas. Como si fuera La paloma de Picasso, uno tiene que imaginar sus plumas y todo lo que no está.
¿Qué opìna del auge del género negro en Latinoamérica y la mayor presencia femenina?
--Creo que un artista verdadero, ya no digo solo escritor, no elige los temas. De alguna manera los temas lo eligen a él. Se te imponen. En Latinoamérica tenemos tantos problemas, tenemos tal abanico de males que aun practicando un género como el que hago yo, que es poco mimético, la literatura insólita, de ciencia ficción a veces, aun en esos casos tu mirada se oscurece porque vienes de una realidad tan dura, donde hay tantas cosas desviadas, distorsionadas, que estás marcado por eso. No lo eliges, es lo que te toca. Miras el mundo desde ese lugar. Las mujeres estamos viviendo un buen momento artístico, quiero decir que se nos está escuchando y leyendo mucho más que antes. Creo que como hemos padecido y padecemos mucha mas violencia que el colectivo masculino, es casi natural que terminemos tocando ciertos temas porque, aunque no los suframos de manera individual, los sientes en carne prestada.