Barcelona se ha volcado en el acto de recuerdo a Gabriel García Márquez organizado por Casa Amèrica Catalunya. Unas 700 personas han acudido al CaixaFòrum para participar, desde el auditorio y dos salas contiguas, en una jornada vibrante y festiva en honor a Gabo, un colombiano universal.
Vivir para leerlo’: Inolvidable velada en Barcelona en recuerdo a Gabo
Han intervenido en Vivir para leerlo los escritores Rosa Regàs, Juan Gabriel Vásquez, Jordi Soler y Daniel Samper; Lumbalú, grupo de música caribeña colombiana; el acordeonista y voz del grupo La Troba Kung Fu, Joan Garriga; la cantante Marta Gómez, y la bailarina Carolina García.
Antoni Traveria, director general de Casa Amèrica Catalunya, ha introducido la sesión pidiendo un aplauso a la complicidad de los centenares de personas que no han podido entrar en el abarrotado auditorio de CaixaFòrum y que han seguido el espectáculo desde dos salas adyacentes.
El director de Casa Amèrica Catalunya también ha agradecido la presencia en el acto de Fernando Carrillo, embajador de la República de Colombia en España.
Vivir para leerlo ha arrancado con la interpretación, a cargo de Marta Gómez, de la cumbia Soledad, tema interpretado por la cantante colombiana Totó la Momposina en la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Literatura a García Márquez en 1982.
A continuación, Daniel Samper, Juan Gabriel Vásquez, Jordi Soler y Rosa Regàs han protagonizado un ameno conversatorio en el que se ha dibujado la personalidad de Gabo y su especial relación con Barcelona, ciudad donde residió de forma permanente durante 8 años, entre 1967 y 1975.
“El sentido del humor de Gabo daba un tono fabuloso a su amistad’, ha dicho Rosa Regàs, una de las personas que introdujo al autor de La hojarasca en los círculos intelectuales de la Barcelona de finales de los años 60. “Lo compartía todo con sus amigos. Gabo fue para nosotros un revulsivo”, ha añadido.
“Gabo fue el primer escritor en español que nos atrapó. Antes de él, nuestra generación de escritores sólo miraba a los Estados Unidos”, ha explicado el mexicano Jordi Soler, que también ha desvelado sus tardes de espera en la tienda de discos de México donde acudía con cierta regularidad García Márquez: todo para ver en persona al Nobel de Literatura colombiano.
Juan Gabriel Vásquez, escritor bogotano que también residió muchos años en Barcelona, ha explicado emocionado cómo conoció al maestro semanas antes de su fallecimiento en una visita a Cartagena de Indias, y ha subrayado el carácter cercano y sencillo de García Márquez, “quien detestaba la solemnidad”.
Y tras el conversatorio, la fiesta. El grupo Lumbalú y sus trepidantes ritmos caribeños; el acordeón de Joan Garriga, la voz de Marta Gómez y los armoniosos y electrizantes movimientos de la bailarina Carolina García han provocado el delirio entre los asistentes.
Daba igual que muchos llevaran cuatro horas en la sala: no han podido resistir a la tentación de bailar y cantar vallenatos como La casa en el aire o 039 o cumbias como Los cien años de Macondo o Soledad.
Todo ello con el envoltorio de una escenografía que evocaba a algunos de los personajes creados por Gabo: pequeñas flores amarillas para recordar la muerte de José Arcadio Buendía; el maíz del gallo de El coronel no tiene quien le escriba y las emblemáticas mariposas amarillas de Mauricio Babilonia.
Una velada con la que la ciudad de Barcelona ha homenajeado a uno de los grandes genios de la literatura universal contemporánea y que ha finalizado con decenas de personas guardando cola para firmar en el Libro de dedicatorias Palabras para Gabo impulsado por casa Amèrica Catalunya.
Este libro estará abierto y a disposición de todos los que quieran escribir unas palabras a García Márquez hasta el próximo 31 de julio en la sede de la entidad (calle Còrsega, 299. Entresuelo. Barcelona).
Luego será llevado y entregado a la Casa Museo de Gabriel García Márquez en Aracataca, Colombia, el Macondo de su inmortal Cien años de soledad.