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08/04/2022 / Barcelona

Balance del LATcinema Fest: El cine latinoamericano resiste

La primera edición del LATcinema Fest. Festival de cine latinoamericano en Barcelona ha permitido comprobar la buena salud del séptimo arte generado en el continente, a pesar de las grandes dificultades de producción a sortear y de los obstáculos que impiden su acceso a los circuitos comerciales.

Junto al mural América XXI instalado en Casa Amèrica Catalunya hablamos con los cineastas que vinieron a Barcelona a presentar sus películas en el LATcinema Fest. José Pablo Escamilla (Mostro; México); Macha Colón (Perfume de gardenias. Puerto Rico); Diana Montenegro (El alma quiere volar. Colombia), y Sergio Ramírez (1991. Guatemala) coinciden: el cine latinoamericano actual es de resistencia.

“¿Cuándo el cine latinoamericano no ha sido un acto de resistencia? Es mucho, mucho más difícil producir en América Latina”, remarca Macha Colón. “El cine en América Latina se ha vuelto un acto de resistencia por lo difícil y caro que resulta”, añade Sergio Ramírez.

José Pablo Escamilla pone como ejemplo de ese cine de resistencia a su película Mostro, autogestionada y autofinanciada por un pequeño grupo de amigos reunidos en el Colectivo Colmena. “Está creada con muchos valores que no son norma en la industria del cine, que es muy jerárquica, de egos... En el Colectivo Colmena trabajamos de manera más horizontal. Mostro es una película vocacional, que no tiene interés económico y que nos ha hecho felices como nunca, nos da sentido, profesional y existencialmente”.

El cineasta mexicano explica que Mostro refleja también a “la sociedad de consumo donde los productos valen más que las personas”, incidiendo en el otro gran vector que define al cine de resistencia latinoamericano: sus contenidos.

Un espacio de resistencia
“El cine latinoamericano es un espacio de resistencia y liberación”, afirma Diana Montenegro. “Durante décadas América Latina ha resistido ante las desigualdades a través del cine y especialmente sus directoras han puesto un sello y una firma en el cine internacional. En Colombia en particular pasan cosas que no parecen reales. Sin el cine no tendríamos posibilidad de describir esa realidad tan turbulenta y emocionante”.

Sergio Ramírez, por su parte, incide en una paradoja: la falta de apoyos facilita “la libertad de abordar las temáticas que nos gustan, que las películas sean más profundas y que promuevan la discusión fuera y dentro de nuestras fronteras”. Todo ello lamentando la falta de apoyo a la cultura en Guatemala. “El estado todavía no se ha dado cuenta de la importancia y proyección de nuestro cine”.





El limbo portorriqueño
Macha Colón se adhiere a estas reflexiones subrayando el limbo en el que se encuentra Puerto Rico, situación que determina el contenido y la producción del cine de la isla caribeña. “Cuando aspiramos a fondos económicos, para los europeos somos norteamericanos y para los Estados Unidos somos caribeños o latinoamericanos”, explica. Sin embargo, reconoce que el apoyo de Estados Unidos ha mejorado tras el paso del devastador huracán María por la isla en 2017.

“Cultural e históricamente, los portorriqueños han emigrado a Estados Unidos por la facilidad al ser colonia. Eso ha creado unos vínculos culturales bien fuertes. La cultura portorriqueña está en el nacimiento del hip-hop, en la salsa, en tantas cosas... Hay que admitir esa experiencia de estar e ir a los Estados Unidos y de consumir cultura americana. Hacer cine portorriqueño, con el presupuesto que sea, es un reto grandísimo porque mucha gente nos compara con las películas americanas”, añade.

En cuanto a su ópera prima Perfume de gardenias, film que inauguró el LATcinema Fest, la polifacética directora la califica de “película caribeña con grasa tropical”. “Es una mezcla de los paisajes que formamos el Caribe. No solo somos playa o fiesta, somos una variedad de cosas. El Caribe está lleno de contradicciones”, subraya.

Cine auténtico
“El cine latinoamericano es auténtico, nos permite escapar de formatos uniformes y homogéneos como los planteados por plataformas como Netflix”, señala Diana Montenegro.

“Desde Europa se piensa que el cine latinoamericano solo aborda temáticas étnicas o de desigualdades sociales cuando tenemos universos igual de complejos donde caben historias de terror y drama aunque el telón de fondo del contenido social y político siempre va a estar”, manifiesta la directora colombiana, que estudió cine y residió en Barcelona unos años.

“Existe una etiqueta de lo que se espera del cine latinoamericano. Esto me parece sumamente conservador y peligroso porque no permite su crecimiento”, redunda Macha Colón. Aunque Sergio Ramírez se muestra más optimista: “El cine latinoamericano actual cuenta las historias de nuestro día a día, temáticas sociales y de derechos humanos. Está en un gran momento”.

“Me gusta pensar que la inquietud europea por el cine de América Latina es para acercarse y aprender de esa diferencia y de las resistencias que se dan en la región”, dice Escamilla, quien concluye: “En México están muy claros los conceptos de resistencia y solidaridad, valores muy anticapitalistas que aprendemos de los pueblos indígenas. Tras la pandemia hemos obtenido mayor conciencia y nos decimos: OK, ¿cómo lo vamos a hacer a partir de ahora?”



Festival organizado con el apoyo de la Diputación de Barcelona.